20/03/20 - 05:16
Luis Alberto Arista Montoya*
De pronto en el Perú la “prisión domiciliaria” casi se ha generalizado no por causa de la expansión del corruptor “lavajatovirus”, sino más bien por la expansión patógena del “Coronavirus” (Covid-19), pues en forma previsora el gobierno ha decretado una cuarentena e inmovilización social obligatoria: no salir de casa durante quince días más sus respectivas noches.
Este aislamiento social se da por vez primera en Perú. Creemos que cada familia concertará para evitar- mañana, tarde y noche- caer en discusiones, en aburrimiento generado por la angustia existencial ante la pérdida temporal de la libertad individual. Acertadamente, el director de Radio Reina de la Selva- don José David Reina- ha recomendado, por ejemplo, leer un buen libro durante el encierro para no salir a la calle a exponerse al contagio, sacando la vuelta al mandato legal nacional y local. Es una buena sugerencia. Cada uno debe leer lo que le interesa: novelas, cuentos, dramas, historias, ensayos, etc.
Por nuestra parte hablemos, entonces, sobre el valor de ciertos libros (verdaderos compañeros silenciosos). Por ejemplo, en estos aciagos momentos, estamos releyendo algunos para mejor comprender esta envolvente pandemia del coronavirus, por lo que recomendamos leer con atención las siguientes obras:
1.- “La Peste”, de Albert Camus. Es una novela ambientada en el año 1849 en la ciudad de Oran en Argelia durante la expansión de la epidemia del cólera, haciendo hincapié en la solidaridad humanitaria de los médicos frente al azote de la peste que apareció tras la colonización francesa de Argelia (donde nació Camus en 1913). La peste ataca al hombre, quien enfrenta el miedo ante la muerte a través de aferrarse a la vida que conlleva a descubrir la fragilidad y lo absurdo de la existencia humana. Con esta novela Camus inicia su teoría filosófica del absurdo existencial, que la populariza magistralmente a través de otras novelas y ensayos, como la novela “El Extranjero”, “El hombre” Rebelde”, “El Mito de Sísifo” y otros que lo condujeron a recibir el Premio Nobel de Literatura en 1957. No concordamos con Vargas Llosa cuando dice (en el Dominical del diario La República del 15-03—2020) que “La Peste” es la peor de las novelas de Camus. Es injusto. Lo que pasa es que es distinta su visión literaria: basta comparar sus discursos pronunciados el día en que cada uno s su turno recibiera el Premio Nobel. Lean y comparen dichos discursos, están en internet.
2.-“La Náusea”, de Jean-Paul Sartre, publicada en 1938, es su primera novela filosófica, que en un principio se iba a llamar “Melancolía”, inspirada en un cuadro del pintor Durero. Donde- igual que su amigo y camarada Albert Camus- habla de la vida como un absurdo existencial, porque la vida del hombre es vacía sino tiene un “proyecto-de-ser, por lo que siente repugnancia (náusea) ante tal evidencia finita. Es una novela escrita a partir del Diario de Roquetin, un personaje aislado (en casa) y solitario que escribe minuciosamente en forma diaria con mucha morosidad. Es una crítica al automatismo y al progreso materialista: las ilusiones que genera el progreso material futuro es como el tiempo del relámpago. Pasa rápidamente. . Después de ello- escribe Roquetin – el desfile vuelve a comenzar, nos acomodamos a hacer la adición de las horas y de los días. Lunes, martes, miércoles, abril, mayo, junio de 1924, 1925, 1926: esto es vivir” [algo así nos está pasando ahora a los peruanos en cuarentena, contamos ansiosamente las fechas, los días]. Sartre muestra lo absurdo de las cosas, del tiempo y de los menesteres cotidianos de la vida. Hasta que en 1964 le otorgaron el Premio Nobel de la Literatura por toda su obra literatura, teatral y filosófica, pero lo rechazó públicamente, concitando atención universal. Vargas Llosa en su juventud admiró a Sartre. (Este escribidor estudió s el marxismo existencialista de Sartre, para optar la tesis del bachillerato, publicado luego en 1984, fue su primer libro)
3.-“A Puerta Cerrada”, es una extraordinaria obra teatral de Sartre, escrita en 1944. Válida para comprender nuestro actual cierrapuertas a causa del miedo al coronavirus. Los peruanos estamos encerrados, no recibimos a nadie, desconfiamos de la gente que está afuera, de los vecinos, familiares y amigos Nuestra casa es nuestro bunker. Sartre la escribió antes de la liberación de París durante la Segunda Guerra Mundial. En este drama el autor desarrolla la siguiente tesis filosófica: “El infierno son los otros”, a través de cuatro personajes que viven aislados en una sola habitación. Las miradas ajenas influyen en la psique personal; la mirada del otro configura nuestro cuerpo. En el infierno no existe el tiempo, existe el eterno presente (como el tiempo del “coronavirus”, pues todos vivimos el aquí/ahora en forma angustiante, mañana, tarde y noche hablamos de la pandemia). Una solución es encerrarse no solo en su casa, sino en sí mismo, huyendo de la mirada y del contacto con el otro para que no nos contagie, “distanciamiento social”, lo denomina el Dr. Elmer huerta. En tiempos de pandemia el infierno son los otros: más los extranjeros que los peruanos; es por eso que el gobierno atinadamente ha decretado cerrar las fronteras.
4.- “La manos sucias”, es otra obra de teatro escrita por Sartre en 1948, que se la puede extrapolar para condenar las manos sucias de los políticos, empresarios y magistrados corruptos descubiertos por el caso Lavajato; o el caso de las manos sucias de sangre de feminicidas, violadores y sicarios: plagas sociales que se expanden peligrosamente sobre el tejido social de la nación peruana.
En esta obra Sartre explora las diferencias entre el “Ser” y el “Deber Ser” que se dio durante la Resistencia Francesa contra el “virus” mortal del nazismo a causa de la ocupación militar del ejército alemán; también es una crítica a los franceses que colaboraron con los invasores alemanes, y al juzgamiento de los traidores, cuyos linchamientos ensuciaron las manos de buenos ciudadanos. No hay- dice el autor- “pureza política”: el ejercicio de la política es una ficción (llena de mentiras, simulaciones) que tan solo sirve para alcanzar el poder, sin importar los medios, donde todo vale, en tiempos de tiranías o de populismos autocráticos.
5.- Y al ver que los grandes y pequeños museos europeos, asiáticos, americanos y peruanos permanecen cerrados y las grandes obras de arte cuelgan solas, sin contempladores, recordamos la lectura de la célebre obra de André Malraux “Las voces del silencio”, ensayos sobre la significación y razón de ser de la Obra de Arte expuesta en museos como si fueran trofeos de guerra del poder colonialista europeo. Malraux fue Ministro de Cultura de Charles de Gaulle, integró la Resistencia contra el “virus” del nazismo y el “virus” del franquismo en la Guerra Civil Española. Es un magistral estudio sobre museos y el arte oriental, occidental y arte precolombino. En momentos que en Chachapoyas se discute sobre la perentoria necesidad de contar con un museo Regional o un Museo Municipal (“imanes” culturales para atraer turistas extranjeros y nacionales), recomendamos consultar esta magistral obra. No olvidemos que “toda persona indiferente a la pintura da vida, instintivamente, a los cuadros y los juzga en función del espectáculo que sugieren”, escribió André Malraux en 1956. (Estimados paisanos, aprovechen de la cuarentena, pero sin marginar a su cuarentona y a sus hijos)
6.- Y, por último, respetados lectores y auditores, si ustedes la quiere pasar relajados en casita recomendamos leer la extraordinaria novela “El Amor en los tiempos del cólera” (publicada en diciembre de 1985) del genial Gabriel García Márquez. (De paso, nunca decir: “El amor en tiempos de cólera” como dice muy oronda Eva Ayllón al referirse en la tele sobre su novela preferida). Las 473 páginas de esta novela clásica tienen un hilo conductor: son meditaciones llenas de humor sobre la vida, el amor, la vejez y la muerte, a partir de la historia vital de dos viejos amantes: Fermina Daza(por si acaso, no es pariente de mi amigo Fermín Reyes) y Florentino Ariza( que no es Arista ) que “habían vivido juntos lo bastante para darse cuenta de que el amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso cuanto más cerca de la muerte”, como en los tiempos del cólera en Colombia; o como en los tiempos de expansión casi universal del enigmático y patógeno Coronavirus (Covid-19). Un virus posmoderno que ha brotado de las contradicciones propias de la “modernidad líquida” que todo lo adquiere para desecharlo y licuarlo inmediatamente.
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*EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva. Lima 20 de marzo de 2020. Luis Alberto Arista Montoya.