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CINCO CONTINENTES, UN SOLO DESTINO

Luis Alberto Arista Montoya* En pleno auge del orgullo planetario por las conquistas materialistas de la globalización brotó una pandemia universal generada por un invisible virus nominado Covid-19.

CINCO CONTINENTES, UN SOLO DESTINO



07/05/20 - 07:29

Luis Alberto Arista Montoya*

     En pleno auge del orgullo planetario por las  conquistas  materialistas de la globalización brotó una pandemia universal generada por un invisible virus nominado  Covid-19. Está contagiando y diezmando  - sin distingos de clase, raza  y estatus- a las poblaciones de los cinco continentes. Un duro golpe cósmico en pleno corazón de la globalización.

    Brotó en China – un país-continente, por su extensión y tamaño poblacional-, en la ciudad de Wuhan, contagiando y matando masivamente, extendiéndose luego a otros países asiáticos. Y como nos jactamos de vivir en un mundo  globalmente intercomunicado, donde la única dimensión temporal que parece valer es la de la instaneidad , de pronto el virus atacó el norte de Italia a manera de puerta de entrada al continente europeo,  heredero del progreso del siglo de las luces y de la utilización de la tecnología del poder de la razón instrumental; luego se introdujo en la sociedad norteamericana (actual epicentro de la pandemia); y casi en paralelo atacó a las poblaciones de África, América Central, Oceanía, América del Sur (donde Brasil, otro país-continente-  es el más golpeado debido al negacionismo sanitario del presidente Bolsonaro, quien ha minimizado el efecto letal del virus.

     El virus sigue campante e imbatible en los cinco Continentes. Ni políticos, ni científicos, ni economistas y filósofos imaginaron que algo terrible advenía en un corto tiempo; aunque algunos bioquímicos, genetistas y microbiólogos de sofisticados laboratorios del primer mundo ya habrían advertido en agosto del año pasado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la inminencia de esta pandemia, pero sin intuir su alcance universal.

    Entonces, es relevante preguntar: ¿Qué hubiese sido de nuestro planeta si hubiese estado gobernado consensualmente por cinco presidentes intercontinentales?  ¿Un presidente por cada continente? Quizá, otros hubiesen sido los resultados de los   los estragos de esta pandemia. Con tomas de decisión  más concertadas, inmediatas y oportunas. Los gobernantes de los países no hubiesen actuado bajo el signo del egoísmo nacionalista; la cooperante comunidad científica, se supone, ya hubiese descubierto una vacuna.

    Esta pregunta tiene una bifronte significación: por un lado, es una ucronía (“qué hubiese sucedido si”) y,  por otro lado es una utopía (palabra que significa “que no está en ningún lugar”), puesto que  imagina creativamente  un posible gobierno intercontinental a manos de cinco presidentes como primera, última y única instancia de gobierno lógicamente válido para vivir dentro de una Cultura de Paz Perpetua (viejo sueño de Manuel Kant, filósofo de la Ilustración europea en el Siglo XVIII)  

   Para orgullo del Perú, el 27 de noviembre de 2019 en la Cámara de Comercio de Lima se presentó- dentro del contexto del Primer Congreso Intercontinental de la Teoría de la Unión de los 5 Continentes- , el libro “La Teoría de la Unión de los 5 Continentes” (167 páginas) del empresario petroquímico peruano (ancashino, nacido en Huantar, 1949), don Oswaldo Hidalgo Solís. En la mesa redonda de  los presentadores este escribidor comentó sobre los alcances de la chinificación del mundo, es decir, de la expansión económica, antropológica y cultural de China  a nivel planetario  a causa de su poderío económico y militar, que daría lugar (utópicamente hablando) a un cambio antropológico inédito debido a los matrimonios o concubinatos interracial: la aparición del negro/chino, del gringo/chino, del europeo/achinado, del chino/mestizo (latinoamericano), del chino/caucásico, del chino/eslavo, y del chino/cholo (que en parte es ya  una realidad desde antes en el Norte chico de Perú, y en ciertos lugares de los andes). Pero ninguno de los panelistas ni siquiera intuimos la irrupción del infausto Covid-19,  menos que se originaría en un mercado o en algún  laboratorio experimental en China. 

    Es en este contexto que resulta  interesante la lectura del libro de Oswaldo Hidalgo. Propicia la reflexión, el diálogo y la polémica. Su hipótesis central de trabajo es: Que la teoría de la Unión de los 5 Continentes del Planeta Tierra trata los grandes problemas sociales, económicos científicos, filosóficos con el único propósito de integración que en un futuro no muy lejano, será uno de los hitos más importantes del planeta tierra, sintetizados en una sola Constitución, con capacidad de hacer Leyes intercontinentales, con un poder judicial inspirado en la naturaleza del hombre como la única belleza natural insatisfecha. Porque la inseguridad no solo es el problema de una ciudad, país o región sino de todo el planeta. Por eso es que la teoría de la Unión de los Cinco Continentes: americano, europeo, africano, asiático y oceánico será el verdadero derrotero que todos los humanos necesitamos transitar.

    Propone que la toma de decisión sea rápida y oportuna, inspirada en la filosofía del Sidismo, concepto que el autor toma del vocablo quechua ruranquiku o manaku, que significa indecisión, incertidumbre entre hacer o no hacer; principio que sostiene que en el mundo jamás existió, ni existirá la justicia porque las diferencias sociales, como las económicas son muy profundas.
 
    El sidismo implica Toma de Decisión sobre la base de una previa y honesta Toma de Posición y Toma de Conciencia crítica a favor del cambio democrático radical de la humanidad, teniendo como ejes siete ámbitos de transformación: la persona, la familia, alimentación, vivienda, salud, educación y trabajo; y para el establecimiento solidario de  una Cultura de Paz ir hacia la unificación de los países de cada continente, bajo un solo y universal Programa de Gobierno Intercontinental. Esto conlleva un cambio de mentalidad post-corona virus, sobre la base de  una nueva forma humanista de pensar y actuar en el mundo.

    Si bien la obra de Oswaldo Hidalgo tiene una dimensión utópica, esto no significa que su propuesta sea descabellada. Se emparenta con la lógica de la ética discursiva surgida de la lógica del consenso planteada por el filósofo alemán Jürgen Habermas en su monumental obra Teoría de la Acción Comunicativa; y también con las Reflexiones sobre la violencia de Georges Sorel quien opone la utopía al mito social: “La utopía es obra de teóricos que, después de haber observado y discutido los hechos, tratan de establecer un modelo al cual puedan compararse las sociedades existentes para medir el bien y el mal que éstas contienen. En cambio, el mito social, dice Sorel (en cuyo pensamiento se inspiró José Carlos Mariátegui) es la expresión de la voluntad de un grupo que se prepara  al  combate para destruir lo que existe como lo correctamente político, pero tremendamente incorrecto e injusto por ser inhumano.

    Para finalizar, una atingencia metafórica final. La fotografía de la portada del libro en vez de mostrar dos manos sosteniendo el globo terráqueo debió mostrar  cinco manos sosteniéndolo. Pues, ahora más que nunca, el destino de los cinco continentes (con sus respectivos contenidos) está en nuestras manos, siempre y cuando estén  debidamente lavadas, desinfectadas, y limpias de corrupción.
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  *EDITORIAL. Para Radio Reina de la Selva de Chachapoyas-Región Amazonas-Perú. Lima 7 de mayo de 2020. Luis Alberto Arista Montoya. Investigador del Centro José Ortega y Gasset de Madrid-España.
   

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