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Algo para reflexionar después de la semana chupística

Hacen ya veintidós largos años que se gestó una importante idea festiva en nuestra tierra por ocurrencia y/o tal vez imitación del Inti Raymi del Cusco Imperial

Algo para reflexionar después de la semana chupística



19/06/17 - 04:48

Hacen ya veintidós largos años que se gestó una importante idea festiva en nuestra tierra por ocurrencia y/o tal vez imitación del Inti Raymi del Cusco Imperial, y nos referimos específicamente al forjador de la idea, el ingeniero Carlos Burga Oyarce que por ese entonces desempeñaba el honroso cargo de director de Itinci, lo que hoy es Dircetur.

No vamos a hablar ni del que originó la importante fiesta de la semana turística y menos de la historia de las comunidades que participan, NO, vamos a comentar del por qué se gesta esta semana festiva que es la primera del mes de junio y que tiene la principal importancia de destacar la gesta histórica de la independencia de nuestra Patria, con la batalla de las Pampas de Higos Urco, que además de ser una fecha muy importante para nuestra nación, ha sido y seguirá siendo la celebración cívica más importante de nuestra querida ciudad de Chachapoyas.

Don Carlos burga de ese entonces indicaba que se debería tener una festividad que congregue a los visitantes ávidos de conocer nuestra tierra llena de riquezas culturales y ancestrales y que al haber perdido la importancia de los carnavales de antaño y convertirse en fiesta de vándalos, se debería brindar al visitante una opción festiva en junio que casualmente es el mes intermedio o de trasvase entre los carnavales perdidos y la espera de la fiesta de nuestra santa Patrona la Mama Asunta.

Una semana de siete días, este año fueron más de diez, que como es lógico se debería de compartir con la visita obligada de los barrios, que por ese entonces eran solo cuatro, a saber: Yance, La Laguna, Luya Urco y Santo Domingo, mis disculpas por favor por poner a mi barrio de Yance adelante, barrio donde nací y gracias a D+os sigo viviendo. Los barrios entrarían en una sana competencia para mostrar a los visitantes lo mejor del arte culinario chachapoyano y como no, los mejores tragos de nuestra querida tierra. Que para eso somos buenazos. Los ganadores eran premiados con el plato recordatorio “Doris Reina Noriega”, en honor a mi querida hermanita que no se perdía baile alguno al compás de una buena banda de músicos y menos era pretensiosa de negarse a bailar con los muchos espontáneos quienes con unas cuantas mistelas zapateaban hasta que les duelan los talones, agradeciendo la deferencia de lo bailado con tan hermosa y elegante dama.

Por las noches y como es costumbre ancestral de un pueblo alegre como el nuestro, las bandas de músicos alegraban a los visitantes que como en toda ciudad se concentran en la plaza principal en nuestro caso la Plaza Mayor, donde los unos se encontraban con los otros que somos los que nos quedamos a vivir en la Fidelísima ciudad de Chachapoyas y luego a seguir la visita en alguna casa familiar de algún amigo donde era atendido con esmerada atención al visitante fiestero.

El Raymillacta o fiesta de los pueblos se concibió, nos informaba en algún momento don Carlos Burga, como la presentación de las comunidades que a pesar de las adversidades y quizás olvido de autoridades de turno, llegaban a desfilar para llamar la atención a los capitalinos y de esta manera solicitar el apoyo negado para satisfacer sus principales necesidades. Lamentablemente los actores principales de esta importante fiesta siempre han sido tratados como gente del campo, sin darles la importancia de lo que representan y son, las raíces de una raza ancestral y por lo tanto lo que demuestran desde hace veintidós años nunca debe perderse sino fortalecerce con compromisos de apoyo al desarrollo de nuestro rico y único folklore popular.

¿Que nos deja la semana chupística en este año que ya se va?, una vez más nos damos cuenta del potencial turístico envidiable de nuestra región. Todos los pueblos que participaron en el Raymillacta versión 2017 nos enseñaron que la riqueza de nuestra región está en sus comunidades, en su folklore, en sus costumbres, en sus comidas y tradiciones que deberían verse fortalecidos por el apoyo incondicional de las autoridades de turno, dándoles el valor agregado para que puedan mejorar sus productos que nos exhiben e invitan y puedan disfrutar de los beneficios económicos que deja el visitante. No todas las comunidades que bailaron y nos invitaron en el Raymillacta tienen asociaciones de turismo campesino o comunitario, que en algunos pueblos está dando sus frutos y por lo tanto es de principal obligación que durante el año sean los trabajadores del Dircetur los que salgan a realizar algún proyecto de turismo comunitario para revalorar lo que presentaron en su pase por disque la tribuna de honor. ¿O solo trabajan para las semanas chupísticas?

En lo que se refiere a nuestra ciudad, capital de nuestra región, la tan maltratada ciudad Fidelísima Chachapoyas, ya es tiempo que tengamos autoridad que haga respetar las normas y decretos que desde la municipalidad se emiten, sin ninguna distinción y menos protección o apañadurías que tanto daño hacen a nuestra tierra. Las ordenanzas ediles son leyes locales que emite la autoridad municipal y deben de cumplirse si o sí. No es posible que se emita una ordenanza de pintado de fachadas puertas y balcones y sean los señorones del clero los que se zurren ante ellas, demostrando desobediencia al presentar una fachada de la catedral toda sucia y sin pintar, que sirvió de telón de fondo a los Illarek y a doña Fabiola de la Cuba; y justo al frente la casa de don Toribio Rodríguez de Mendoza, igualmente descuidada y sin pintar, demostrando prepotencia y altanería contra nuestra tierra. ¿Los de la sub gerencia de Fiscalización municipal harán algo o seguirán temblando como gelatina cuando se trata de multar al clero?

Las fiestas de los barrios se deben de reglamentar para que sea un comité que administre los ingresos que deja la semana chupística y que estos recursos económicos captados sean invertidos en bien del mismo barrio para satisfacer las necesidades precarias de familias que viven por la misericordia de D+os y no participan en estas actividades por la miseria en la que habitan y los barrios no se dignan en hacer algo por ellos.


A nuestras autoridades que se disfrazan como campesinos les decimos desde nuestra tribuna, que nuestra ciudad no necesita de improvisados sino de líderes que tengan los pantalones bien puestos y si en esta versión 2017 de la semana chupística se gastó más de 300 mil soles, ¿Cuánto se gastará en el 2018, año electoral?, ¿a quién o quienes patrocinará desde canchul huayco don GH para ocupar el sillón municipal de Chachapoyas y/o el del Gobierno Regional, que según el indica dejará una valla muy alta de superar en gestión regional? Y por último estaremos atentos para la rendición de cuentas al detalle y con la justificación debida para que el pueblo se entere, ¿cuánto fue lo que se gastó en esta semana chupística de los Chachapoyas con su Raymillacta de yapita?

Hasta el próximo Farol de Ángela Sabarbeín

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