23/11/17 - 06:07
Pastillita para el Alma 18 – 11 - 17
Pasando la calle del jirón Bongará, hoy Ortiz Arrieta, está la casa de don Toribio RodrÃguez de Mendoza, donde funciona el obispado y mantiene su tradición de tiempos pasados.Al frente del local del obispo, está la casa que fue del padre Néstor Hurtado, donde vivÃa la familia Reynafarge Dávila, esta casa fue adquirida por mis padres, juntamente con la hacienda Tupen Grande y era muy apreciada por toda nuestra familia y según mis viejos, iba a ser nuestra residencia, cuando se construyó el cinema, ahora por razones que desconozco y por el milagro de algún abogado aprendiz de Orellana, ahora está ocupada por alguien que lo tiene como suvenir y espero que la cuiden y les sea de provecho y me inviten a visitarla o me alojen.
En los bajos de la casa, estaba el local comercial de mi tÃo Rodolfo Ortiz, la sastrerÃa del paisa Manuel Silva, después la agencia de transportes DÃaz y en seguida, después de la escalera al 2° piso, la Agencia de la Faucett, dominio de don Benigno Torrejón y Amandita Trauco, encargados de los aviones de Faucett que aterrizaban en el campo del Tapial, sin pista pavimentada ni equipos sofisticados de radio ayuda y jamás hubo un accidente grave que lamentar. En lo que es ahora una amplia tienda comercial del profesor Juvenal Silva, estaba la casa de los Santos Valdez, que la vendieron a don Roberto Trigozo, el único notario que habÃa en Chachapoyas. Don Roberto en su oficina guardó mucho de la historia de nuestra tierra, desde tiempos inmemoriales. SeguÃa la oficina de la TesorerÃa Fiscal, de don Celso Eguren en el segundo piso, con una escalera bien parada, con ventanas a la plaza, con una única secretaria, sin computadoras ni máquinas registradoras donde pagaban a los empleados.
En seguida el local de la Guardia Civil, en un primer piso, con policÃas que cuidaban el orden y la seguridad de nuestro pueblo, todos ellos honestos, que sacaban brillo al uniforme, y con poco personal cumplÃan a cabalidad sus funciones, haciéndose respetar por su comportamiento y personalidad. Terminaba la cuadra, el local de la municipalidad de Chachapoyas, una casa de dos pisos, parte sobre el local de la guardia civil. El señor alcalde, sentÃa orgullo de ser considerado como uno de los personajes notables de la ciudad, nombrado por el Gobierno de turno, no tenÃa sueldo, trabajaba con denuedo por la colectividad y por el desarrollo de la ciudad, manejando los fondos de las rentas con responsabilidad y dando cuenta minuciosamente de sus balances contables, junto con sus concejales, todos ellos hombres de bien, que cuidaban su dignidad y su apellido.
Frente a la Municipalidad y en el local que es ahora el hospital de la Seguridad Social, era la casa de doña Manonga Moreno Ruiz, heredada por don Escipión Torrejón. En el salón principal de don Escipión se encontraba un cuadro con una pintura al óleo de monseñor Pedro Ruiz Zumaeta, tercer obispo de la Diócesis en 1849 y hasta la fecha el único obispo, nacido en Chachapoyas. El primer obispo fue monseñor Irala, el segundo monseñor José MarÃa Arriaga en 1836. Los tres obispos murieron en Chachapoyas y sus cadáveres estuvieron detrás del altar mayor, ahora se desconoce su paradero, más no asà de monseñor Octavio Ortiz Arrieta y de monseñor Antonio Hornedo Correa, sacerdote jesuita, que llegó a Chachapoyas el 10 de diciembre de 1968, cuando enfermó se retiró y estuvo alojado en la casa de Fátima, siendo su última voluntad, que sus restos se entierren en la catedral de la fidelÃsima ciudad de Chachapoyas. Según me dicen el cuerpo del ahora Beato Octavio Ortiz Arrieta y de monseñor Antonio Hornedo Correa permanecen en uno de los muros de la catedral.
La plaza de armas, casi todo el tiempo ha sido el escenario de todos los acontecimientos notables de la ciudad. Se cuenta que en la época colonial, cerraban las 4 esquinas y se convertÃa en plaza de toros y los ricachones de esas épocas tiraban quintos de oro, amarrados en pañuelos de seda para la gente que arriesgaba su vida para recogerlos. Los desfiles las procesiones y las retretas, asà como pasear alrededor de la plaza era la diversión de grandes y chicos. En el año 1947, en el mes de setiembre, fue el escenario del Congreso EucarÃstico, con la presencia del nuncio apostólico Luis Arrigoni y de monseñor Octavio Ortiz Arrieta y obispos de todo Perú, asà como de los ministros y militares de ese entonces como el general José del Carmen MarÃn, el general José Victor Tenorio, el general Serván entre otros. Aquà lo tengo presente la cruz blanca en mitad de la plaza que daba a la catedral y un altar, donde todos los monaguillos con nuestros hábitos rojos, catequizados por el padre Isidro Gonzáles, hicimos nuestra primera comunión. En la misa central concelebrada por el nuncio apostólico Luis Arrigoni y muchos de los obispos de todo Perú, ayudé a la misa como acólito, bajo la atenta mirada de los dos sacerdotes franciscanos Irigoyen y Sánchez, junto con Oscar Rubio, posiblemente por haber sido sobrino del profesor Luis Noriega Vigo y Oscar, por ser hijo del Inspector de Educación, pero esto no era un debut y despedida, porque siempre lo hacÃamos en las misas de la catedral y el colegio seminario, hasta que ingresamos al Colegio San Juan.
Asà en forma muy ligera me atrevo a describir, lo que era la plaza de armas de nuestro Chachapoyas. Posiblemente algunos nombres y referencias no coincidirán, pero he tratado de escavar en la telaraña de mis recuerdos, con la ayuda de amigos y familiares y ahora que la modifican por el plan COPESCO, mi intención es referirme a ese corazoncito de nuestra ciudad que palpita vivo en nuestras añoranzas de propios y extraños y ha sido dibujada muchas veces por los versos de poetas, pinceles de pintores y cámaras fotográficas sofisticadas.

La experiencia nos da la razón, que muchos de los locales situados en el perÃmetro de la plaza, no deben ser modificados, como sucedió con la construcción de la actual catedral, que fue hecha posiblemente con muy buena intención, pero desarmonizaba con el resto de las casas, motivo por lo cual, un grupo de amazonenses, conformando PRO AMAZONAS, liderados por el Dr. Eduardo Peláez Bardales y la colaboración de autoridades y público en general, hicimos lo que es la fachada actual, como una réplica de la catedral colonial de nuestros tiempos. Me decÃan que también iban a desaparecer las 3 palmeras cerca de la pileta, que tienen un gran significado para 3 personas ausentes, una de ellas ya en la paz del Señor y solo es de conocimiento de algunas personas calificadas, felizmente escuché un pronunciamiento negativo, sin embargo también opinan que los postes de luz eléctrica van a ser sustituidos por otros modernos o más funcionales, pero se debe tener en cuenta que estos postes son históricos y de bronce y pertenecÃan al Callao y según refieren, fueron llevados cuando, nuestro paisano, el contralmirante Tomás Pizarro fue alcalde de la provincia constitucional.
Posiblemente en las diferentes ciudades de nuestro amado Perú y especialmente en Lima, vivimos un gran porcentaje de amazonenses, que seguimos el desarrollo de nuestra región y que no somos extraños a lo que pasa en nuestra tierra y por el derecho de haber nacido en Amazonas, estamos pendientes de lo que sucede en nuestras ciudades y con nuestra gente.
Debo aclarar que no tenemos ningún ánimo de figurar o pretender aspirar a un cargo polÃtico, tal es mi caso particular, sin embargo no puedo ser ajeno a no alzar mi voz, cuando se cometen ciertas irregularidades o se pretende hacer caso omiso a la opinión de nuestros paisanos.
Recuerdo, que en un acto de cortesÃa y de aprobación, cuando fue elegido el actual gobernador, máxima autoridad y responsable de nuestra región, fuimos un grupo de paisanos a un agasajo en el club departamental Amazonas, a desearle el mejor de los éxitos en su gestión y él, en forma espontánea, dijo que no era un polÃtico de carrera y que su intención era hacer una buena gestión, para lo cual pedÃa la colaboración de los profesionales y personas de experiencia que residÃan en Lima, para poder compartir sugerencias y consejos en beneficio de nuestra población. Posiblemente, ahora no recuerda, por el trabajo arduo que realiza o por todos los inconvenientes que le hacen sus subalternos o al parecer, recibió un curso acelerado de conocimientos gubernamentales, y emulando a déspotas polÃticos, se rÃe en la dignidad de gente decente y de buena intención. Ahora solo nos queda la valiente población unida, los alumnos de la Universidad y nuestro director de cultura José Trauco Ramos, que cuiden el ornato de nuestra fidelÃsima ciudad de San Juan de la Frontera de los Chachapoyas, apoyando al señor alcalde y sus regidores, si lo merecen.
Jorge REINA Noriega
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